lunes, 9 de marzo de 2020

Él, el nuevo hombre.

El maestro de maestros, lo llamó: el Hijo del hombre. Pués es una muy buena definición, así como Darwin nos explico que descendemos de un pariente de los monos, Así el Cristo nos enseña que después del hombre viene algo nuevo... revolucionario podríamos decir sin que a nadie se les chifle el moño.
Así como es el hombre al mono... Debería ser el Hijo del Hombre al hombre.
Homo erectus, homo habilis, sapiens, sapiens sapiens... Pués que podríamos encontrar más allá? 
Plus Ultra. El siguiente grito, se lo escuchamos en el cuello de Nietzsche a través de zaratustra, el Hombre nuevo, el súper hombre le decía el. Lo necesitaba desesperadamente. Casi con locura.
Y por último, pero no menos importante es nuestro querido compatriota, Ernesto Guevara Lynch, comprometido con la construcción de éste nuevo hombre. 
Bien, de forma burda y somera hasta aquí lo poco que pude darles, o tal vez no.
Cómo si de un rompecabezas se tratara pondré mi minúsculo grano de arena, contribuyendo al desconcierto y olvido general.
A mi humilde entender el nuevo hombre tiene una capacidad única que lo distingue
EL QUE SABE LO QUE QUIERE
ésa es la pequeña pero fundamental cualidad que distingue al primo Inter pares
Hasta aquí, fuimos niños malcriados, sin un rumbo. Caminando a tientas. Peleando entre nosotros, buscando inventando motivos, y así como en la película protagonizada por Charlon Heston: BASTA
Ponerse a pensar en el asunto no es para cualquiera, pero es una tarea ineludible.